Monday, March 2, 2009

7 de Julio del 05 (el dos mil no se dice)


Con la seguridad de un creyente, Karim me aseguró que debía acompañarle, urgentemente, a un lugar mágico.

Así lo definió----------Lugar m-á-g-i-c-o.-------------------------

La curiosidad se comió al gato.

Le seguí.

Una vez en el coche, Karim, con migas de bizcocho en la boca y mirándome de refilón , se encendió un cigarrillo. Soltó dos colmillos de humo por los agujeritos de la nariz que le hicieron parecerse, durante un brevísimo instante, a un jabalí.

El brillo del sol me deslumbraba. Cerré los ojos para devolverle su brillo, pero incluso con los párpados cerrados la luz era brillante y caliente. Me puse mis gafas de sol. Khartoum se tiñó de un color verdoso. Karim ,el jabalí, soltó una carcajada, encantado con mi fotofobia.

La señora jabalí esperaba a las puertas del Lugar mágico.

A través de ella pude ver, de un color verdoso, como el lugar mágico al que Karim me traía no era otro que una peluquería.

Una Peluquería.

P-e-l-u-q-u-e-r-í-a.

Una vez cruzadas las puertas del lugar mágico, donde absolutamente nadie hablaba pizca de ingles, esto fue lo que ocurrió:

1. La mujer jabalí metió una toalla fina de algodón en una vasija de barro con agua. La retorció para escurrir el agua (con brusquedad, como si fuese un pensamiento incómodo) y se la enrolló a la cabeza.

2. El pequeño de sus hijos apareció por la puerta con unos pantaloncitos cortos elásticos.

3. La novia, por la que “todas” estábamos allí, sentada en la butaca principal y acaparando el único espejo del lugar, hizo traer una bandeja metálica con té y galletas para sus invitadas.

4. La hija mayor de la familia jabalí, una niña con aspecto desenvuelto, me hizo sentar, levantar... arriba, abajo.... abajo, arriba....., hasta que encontró, finalmente, el lugar idóneo para mí.

5. La habitación se llenó de polvillo y pequeñas carcajadas, cuando “todas” (y digo “todas”) nos rebozamos en polvos de talco para tapar impurezas de la piel.

Pasados estos preliminares, en el “lugar mágico” y con asiento privilegiado, esto fue lo que ocurrió:

1. Bajo la moteada luz de las velas, la mujer jabalí y sus enormes pechos, tomaron mis dos brazos (este es un asunto que no debe tratarse a la ligera).

2. Miré a la mujer jabalí que miraba a las mujeres que miraban a las mujeres que miraban a las mujeres que estábamos allí.

3. Miré al pequeño de los hijos de la mujer jabalí, con sus pantaloncitos cortos elásticos.... este solo me miraba a mi.

4. El incesante tris-tras de la henna comenzó. Cubriendo mi piel. Desde las yemas de mis dedos hasta el codo. Los 2 brazos. Sin stops.

5. Desde detrás de la cortina del lugar mágico llegó un murmullo de voces divertidas. El sonido de algo de cristal al dar sobre algo metálico, interrumpido por el grito histérico nervioso de la novia.... el novio ya estaba aquí y ella sin maquillar.

A las puertas del lugar mágico, cubiertos los 2 brazos de henna, de pie y gran sonrisa, esto fue lo que ocurrió:

1. Recordé lo afortunada que era por estar allí.

2. Sentí la más pura de las alegrías al compartir con todos ese momento en el que el novio saludaba a la novia, con un sencillo choque de manos, después de un mes sin verse y soportando el ansío de un beso “no permitido” hasta la intimidad.

Me prometí guardar, aun sin saber bien cómo hacerlo, esta invitación urgente a un “lugar mágico” en el dobladillo del pantalón.

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