Wednesday, February 18, 2009

23 de junio del 05 (el dos mil no se dice).


nilo
En el camino de vuelta a casa, deambulando bajo el sol, he parado un segundo.

Una pequeña cosa olvidada.
Nada que nadie fuera a echar de menos.
Un descuido.
Con cabreo dentro.

Así que alguien me vería pasar:

Pasar por delante de túnicas blancas y piececitos negros.
Pasar por delante de perros vagabundos que también buscan su sombra.
Pasar por delante del único árbol autóctono en la zona.
Pasar por delante de colores: rojo arena, rojo cielo, rojo polvo, rojo túnica, rojo piedra. Rojo.
Pasar por delante de un jardín abandonado.
Pasar por delante de montones de granos de pimienta negra.
Pasar por delante del hombre viejo sin el ojo derecho.
Pasar por delante de la tienda de comestibles.

Entrar.

Comprar a-g-u-a.

Y volver.

Alguien me vería pasar, digo. No será cierto este sentimiento que tengo, ese de “pasar desapercibida” delante de túnicas y piececitos negros, perros vagabundos que también buscan su sombra, del único árbol autóctono de la zona, de colores rojo arena, rojo cielo, rojo polvo, rojo túnica, rojo piedra, de un jardín abandonado, de montones de granos de pimienta negra, del hombre viejo sin el ojo derecho, de la tienda de comestibles.

Alguien me vería entrar.
Comprar a-g-u-a.
Y volver.


¿No? .....

¿No?....

.....pues va a ser que no.

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